A veces el amor duele tanto que parece que mi corazón es una piñata y tú eres el único que tiene el palo para romperlo en mil pedazos, pero aún así, sigo dispuesto a correr el riesgo de amarte.
Aunque me duela hasta el alma, prefiero amarte en silencio que perderme en tus brazos y ver cómo lo haces con alguien más.
A veces me pregunto si duele más amarte a ti, o vivir con la certeza de que nunca seré correspondido.
Me cala hasta los huesos el amor que siento por ti, como un puñal que se hunde sin piedad en mi corazón.
Me prometí no volver a caer en tus encantos, pero bastó una mirada tuya para que todas mis barreras cayeran y me rompieras el corazón una vez más.
El amor duele cuando las palabras se convierten en silencios y los abrazos en distancia, cuando los recuerdos se convierten en espinas clavadas en el corazón y las promesas en ilusiones rotas.
Aunque duela ver cómo te alejas, prefiero recordarte con amor, que aferrarme a lo que se desvaneció en el tiempo.
A veces el amor duele más que una patada en las espinillas, pero prefiero sentir ese dolor intenso que la indiferencia de tu ausencia.
A veces, el amor duele más que una patada en las entrañas, pero prefiero sufrir contigo a no sentir nada contigo.
Amar es como caminar descalzo sobre vidrios rotos, sabiendo que el dolor será inevitable, pero aun así, decidimos avanzar porque el amor, con todas sus heridas, siempre vale la pena.
Me rompiste el corazón en mil pedazos y ahora, cada uno de ellos lleva tatuada tu nombre.
Duele amarte tanto y no poder llamarte mío, como si el destino se empeñara en recordarme constantemente que te perdí.
Me clavaste tu amor como una espina en mi corazón, dejándome un dulce dolor que duele en cada latido.
Me entregué sin reservas a nuestro amor, pero me dolió descubrir que tus promesas eran solo palabras vacías, capaces de romper mi corazón en mil pedazos.
Amarte es como abrazar una espina, duele, pero lo hago una y otra vez, porque el dolor se vuelve adictivo cuando se trata de ti.
Amar puede doler, pero prefiero sentir el aguijón del corazón que quedarme anestesiado en la mediocridad de no amar.
Me duele más amarte que perderte, porque en tus brazos encuentro el paraíso, pero en tu ausencia me sumerjo en el infierno de la soledad.
Me robaste el corazón, pero también me dejaste un vacío que duele hasta el alma.
Me duele el corazón cada vez que te veo sonreír junto a alguien más, aunque me duela reconocerlo, tu felicidad está por encima de la mía.
Aunque mi corazón sangre despedazado, no puedo evitar amarte hasta el infinito y más allá. Tú eres el dolor que me llena de vida, la herida que me mantiene latiendo, y aunque me duela cada segundo, prefiero amarte con toda mi alma, aunque sea en silencio.