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Aunque su ausencia me lastime, prefiero el dolor de amarte desde lejos que la tristeza de no tenerte cerca.
Aunque duela cada día más, prefiero cargar con el dolor de amarte que vivir sin sentir tu dulce tormento en mi corazón.
Aunque duela aceptarlo, a veces el amor es como un tatuaje en el alma, que duele recordar pero no puedo borrar.
Me di cuenta de que el amor puede llegar a doler más que cualquier golpe, pero también sé que sin ese dolor, nunca habría sabido lo que es amar de verdad.
Me quedé congelado en el momento en que sus palabras se convirtieron en navajas afiladas que se clavaron en lo más profundo de mi corazón, dejando un rastro de dolor y preguntas sin respuesta.
Aunque me duela en lo más profundo, prefiero amarte en silencio y guardarme cada latido de mi corazón, porque el amor es así, a veces doloroso pero siempre hermoso.
Me duele amarte tan intensamente que incluso mis lágrimas son poesía que se derrama por ti, y mi corazón lleva en cada latido el eco de los besos que nunca nos dimos.
Me dejaste escapar entre tus dedos y ahora mi corazón se debate entre extrañarte y olvidarte, enredado en recuerdos que me duelen pero que me hacen amarte aún más.
Perderte fue como quedarme sin aire, como un puñal en el corazón que se clava una y otra vez. El amor duele cuando se convierte en ausencia y te llevas contigo un pedazo de mi alma.
Siempre supe que amar podía doler, pero nunca imaginé que dolería tanto, que cada latido de mi corazón sería una herida abierta. Pero aquí estoy, aferrándome a ese dolor que lleva tu nombre, porque prefiero sentirlo a no tenerte cerca.
Tu recuerdo es como un puñal clavado en mi pecho, siempre presente y doloroso.