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Estoy aquí, esperando con ansias tu llegada, como un niño que espera impaciente abrir su regalo favorito en Navidad. Cada minuto de espera se vuelve eterno, pero mi corazón sabe que valdrá la pena cuando finalmente pueda abrazarte y perderme en tus ojos. Te espero, mi amor, con una paciencia infinita y el deseo ardiente de tenerte a mi lado.
Sé que llegará el momento en que tus pasos se crucen con los míos, mientras tanto, esperaré impaciente, rodeado de suspiros y latidos acelerados que solo tú eres capaz de despertar en mi corazón.
Esperaré aquí con paciencia y una sonrisa rebelde, mientras el reloj se burla de mis latidos y mi corazón ansía el encuentro contigo.
A veces me pregunto si ese cosquilleo en el estómago es solo un juego del destino para hacernos esperar más, pero mientras tanto, aquí sigo, contando las horas ansioso/a por verte llegar y volver a sentir ese dulce vértigo que provoca tu presencia.
Esperarte no es fácil, pero la certeza de que al final estaremos juntos hace que cada segundo valga la pena. Estoy aquí, ansioso, contando los minutos para verte y abrazarte con todas las fuerzas que guardo dentro de mí. Porque tú eres el motivo por el que mis ojos brillan de ilusión y mi corazón late a mil por hora. No importa cuánto tiempo pase, mi amor por ti siempre será paciente y leal. Puede que la espera sea larga, pero sé que el destino nos tiene preparado un encuentro lleno de magia y amor. Así que, mientras tanto, esperaré con una sonrisa en el rostro y el corazón lleno de esperanza.
Aunque el tiempo se estire como un chicle y la espera parezca eterna, estaré aquí, paciente y ansioso, aguardando tu llegada con los brazos abiertos y el corazón lleno de amor. Porque no importa cuánto tarde en aparecer, cada segundo valdrá la pena cuando te tenga a mi lado, y juntos dejaremos que el tiempo se rinda ante nuestra historia.
Te espero como quien espera el abrazo de un amanecer, impaciente pero llena de certeza, porque sé que cada minuto valdrá la pena cuando finalmente te vea llegar.
Aunque el tiempo se estire como chicle y la impaciencia me carcoma, estaré aquí esperándote con los brazos abiertos y el corazón latiendo a mil por hora.