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Aunque se haga eterno, estaré aquí, esperándote con la paciencia de un amante impaciente, porque sé que cada momento de espera será recompensado con un abrazo que borre todo el tiempo perdido.
Espero como un niño en la puerta del colegio, ansioso por verte llegar y emocionado de abrazarte como si no hubiera mañana. Eres mi razón de ser y por ti esperaría una eternidad sin dudarlo.
Te espero con ansias, como una canción que no puedo dejar de escuchar. Sé que llegarás tarde, pero mientras tanto, mi corazón sigue bailando al ritmo de tu llegada.
Te espero como el primer sorbo de café por las mañanas, ansioso y lleno de expectativas, porque sé que en cada taza encuentro el sabor de nuestro encuentro pendiente.
Espero como un niño en la montaña rusa, ansioso por el siguiente giro que me llevará a encontrarte de nuevo. Tus abrazos y sonrisas son mi razón para aguantar la espera, porque sé que al final de todo este suspenso, valdrá la pena cada segundo.
Hoy decidí esperarte con un café caliente, la sonrisa puesta y el corazón lleno de ganas. No importa cuánto tiempo pase, estaré aquí, aguardando impaciente a que llegues y le des sentido a cada segundo de espera.
Hoy me encuentro aquí, esperando impaciente tu llegada porque sin ti, estas cuatro paredes no son más que un lienzo vacío esperando tus pinceladas de amor.
Aunque el tiempo se haga eterno, no importa cuánto espere, siempre estaré aquí, ansioso y emocionado, aguardando tu llegada como si fuera la primera vez que nos vemos, porque tú eres mi destino y cada minuto de espera vale la pena por el amor que siento hacia ti.
Aunque mi corazón esté en modo espera, sé que llegará el momento en que nuestros caminos se crucen y mis ansias de amor se transformen en abrazos apretados y besos interminables. Mientras tanto, sonrío con la ilusión de lo que está por venir, porque sé que todo valdrá la pena cuando finalmente te tenga a mi lado.
Sigo aquí, esperándote como una película en pausa, con el corazón acelerado y la ilusión bailando en mis latidos.
Esperaré con ansias a que aparezcas en mi vida, como quien espera el sol después de una tormenta. Porque sé que eres el rayo de luz que iluminará todos mis días grises.
Sé que el tiempo se hace eterno, pero mi corazón está dispuesto a esperarte con cada latido, porque sé que al final de la espera, estarás tú y todo habrá valido la pena.
Me siento como un barco esperando a su capitán, ansío tu llegada para zarpar juntos en un mar de amor y aventuras.
Hoy me di cuenta de que esperarte se ha convertido en mi deporte favorito: entreno mis pensamientos, estiro la paciencia y corro maratones de ilusión. Y aunque a veces la espera se hace eterna, sé que cuando finalmente aparezcas, todo habrá valido la pena. Porque tú eres el motivo por el cual cada minuto vale la pena esperar.
Aunque parezca una eternidad, seguiré esperando tu llegada con la misma ilusión de siempre, porque eres tú quien llena mis días de emoción y mi corazón de amor.
Mi corazón late impaciente, justo aquí en el umbral del tiempo, esperando a que tus pasos aparezcan y se encuentren con los míos.
Te espero con la paciencia de un eterno suspiro, con la certeza de que cada segundo es un paso más cerca de abrazarte, y con el corazón latiendo al ritmo de tus pasos que sé que algún día escucharé de nuevo.
Aunque el tiempo se estire como chicle, seguiré esperándote con la paciencia de un niño que cuenta los días para su cumpleaños. Porque en cada minuto sin ti, mi corazón solo suspira por el momento en que finalmente estarás a mi lado. ¡Ven pronto, mi amor, que ansío abrazarte como si el mundo se detuviera!
Todas las tardes me siento en el banco del parque, con el corazón latiendo a ritmo de espera y la mirada fija en la entrada. No importa cuánto tiempo pase, seguiré aquí, esperando tu llegada como si el mundo entero se detuviera cada vez que nos encontramos.
Espero como un niño en la puerta de una tienda de caramelos, ansioso por verte aparecer y endulzar mi vida con tu presencia.