Me enamoré de tu sonrisa, pero también de tus silencios que me gritaban que no era suficiente.
Me rompiste el corazón en mil pedazos con tu indiferencia, pero aún así sigo amándote como si mis heridas fueran un recordatorio constante de nuestros momentos felices.
Te amé tanto que me lastimé a mí mismo, olvidando que el amor no siempre es correspondido.
Me rompiste el corazón en pedacitos, pero aún así, mi amor por ti sigue siendo un rompecabezas sin solución.
Te extraño tanto que la distancia se convierte en cuchillas que cortan mi corazón, pero prefiero sentir tu ausencia a renunciar a este amor que nos lastima.
No sé si amarte o odiarte, pero dueles tanto que prefiero lastimarme un poco más cada día.
Quizás te lastimé sin querer, pero nunca olvides que aún en el dolor, mi amor por ti sigue siendo real.
Me enamoré de tus ojos y de tus risas, pero ahora me lastiman porque ya no brillan y se ahogan en lágrimas que no puedo secar.
Tal vez te lastime con cada palabra que pronuncio, pero en medio de esta agonía, también me lastimo a mí mismo porque no puedo evitar amarte con cada fibra de mi ser.
Me enamoré de tus ojos, pero me lastimé con cada mirada vacía que me regalaste.
Aunque me duela admitirlo, mi corazón decidió amarte, sabiendo que serías capaz de destrozarlo en mil pedazos.
Me enamoré de tus promesas, pero me lastimaste con tus mentiras; ahora solo me queda cicatrizar las heridas y aprender a amar con más cautela.
Me enamoré de tus promesas, pero me lastimé con tus excusas.
Me entregaste tu amor, pero escondiste tus inseguridades. Ahora, cada beso que me dabas se convierte en una puñalada en el corazón, porque sé que no eres capaz de amarte a ti mismo y mucho menos a mí.
Me haces feliz, pero tus silencios también me hieren.
Me enamoré de tus mentiras, pero ahora solo quedan las heridas.
Creí que tenía el corazón blindado, pero tus palabras de amor lograron penetrar cada capa y lastimar hasta el último rincón de mi ser.
Te amé tanto, que me olvidé de amarme a mí mismo.
Quizás nunca te lo dije, pero amarte me lastima más de lo que crees. Entre sonrisas forzadas y abrazos vacíos, mi corazón se desangra en silencio. A veces el amor duele, y aunque te ame con cada latido, sé que es mejor dejarte ir antes de que me arranques el alma por completo.