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Cuando te veo, se me acelera el corazón más que en un maratón de películas de terror. Y no es por miedo, es por lo mucho que me gustas.
Cuando me dices que me amas más que el chocolate, sé que no es broma porque nunca puedes resistirte a un trozo de chocolate. ¡Y vaya que me encanta ser tu postre favorito!
Cuando me dices que soy tu sol, espero que no sea solo porque me caliento demasiado y te hago sudar.
Soy como un libro abierto, pero contigo siempre me gusta improvisar nuevas páginas llenas de dobles sentidos y risas cómplices.
Cuando te digo que eres la luz de mis ojos, no es porque necesite lentes de sol para soportar tu brillo, sino porque en realidad, sin ti, todo se vuelve oscuro y sombrío.
Tú eres mi playlist favorita, porque contigo todas las canciones suenan a besos y caricias, aunque a veces pongas mi corazón en modo shuffle.
Mi amor, contigo siento que la vida me sonríe más que nunca… aunque a veces me sonríes tú con ese doble sentido que solo los dos entendemos y que me hace amarte aún más.
Cuando te miro a los ojos, siento que mi corazón sonríe, aunque también me pregunto si es por amor o por esos memes divertidos que siempre me mandas.
Cuando me dices que soy tu mundo, yo solo pienso en cómo dar la vuelta completa a la Tierra para estar más cerca de ti.
Cuando me dices que eres mi reflejo, no sé si tomármelo como un cumplido o como una indirecta para que me mire más al espejo.
Cuando me dices que soy tu dulce tentación, no sé si debo sentirme halagado o preocupado por mi capacidad para mantenerte lejos de la dieta.
Cuando me dices que me quieres más que a tu café de las mañanas, no sé si sentirme halagado o preocupado por mi futuro en tu corazón.
Cuando me dices que te encanta hacer dulces, no sé si hablas de postres o de conquistar corazones, ¡pero soy adicto a ambos!
Cuando me dices que eres mi «media naranja», espero que te refieras a que juntos hacemos un buen jugo y no a que solo tengo que exprimirte para que estés completo.
Cuando me dices que soy tu sol, yo sé que me iluminas, pero también sé que a veces me haces arder. Y qué bien se siente quemarse así por ti.
¿Sabes qué es lo más gracioso de mi amor por ti? Que me haces sentir mariposas en el estómago y, al mismo tiempo, me causas un alboroto en los pantalones.
Conquistarte es como intentar armar un rompecabezas en 3D con los ojos vendados, pero si me dejas, prometo hacer todos los intentos posibles para que al final nuestras piezas encajen perfectamente en la diversión del amor.
Tú eres el wifi de mi corazón, me tienes completamente conectado y sin señal para amar a nadie más.
Cuando te veo, mi corazón hace malabares con las emociones: se divide entre el deseo de abrazarte fuerte y la urgencia de soltar un chiste malo para hacerte reír. Eres mi dosis diaria de amor y risas, mi medicina más divertida.
Cuando me dices que me tienes «en las nubes», espero que no sea porque me ves tan distraído que podría tropezar con mi propio corazón enamorado.