Cuando te conocí, mis números se desordenaron, pero en medio del caos encontré el balance perfecto entre sumar tus besos y restar la distancia que nos separa.
Cuando nuestros números se suman, mi corazón cuenta con una felicidad infinita porque tú eres el divisor que transforma mi vida en una ecuación perfecta.
Cuando sumo los momentos juntos, mi contabilidad emocional siempre se resuelve con un resultado hermoso: tú y yo, una ecuación perfecta de amor infinito.
Cada vez que te miro, mi contador interno se desequilibra, mis números se vuelven locos y mi corazón hace una suma infinita de amor por ti.
Contar mis días a tu lado es como hacer una auditoría al corazón, descubriendo cada latido que demuestra nuestro amor en números que no dejan de sorprenderme.
Cuando te vi por primera vez, supe que nuestra historia de amor sería como un balance contable perfecto: siempre en equilibrio, sumando nuestras sonrisas y restando nuestras tristezas.
Cuando sumo tus sonrisas, multiplicamos la felicidad y restamos los miedos, el resultado siempre será un amor contablemente perfecto.
Cuando me miras con esos ojitos calculadores, mi corazón hace un balance de amor desbordante, y mis emociones se suman en una ecuación perfecta que solo tú sabes resolver.
Cuando nuestros corazones se suman, los números del amor multiplican la felicidad en cada ecuación de nuestro destino. Juntos, mis cuentas y tú, balanceamos una vida llena de amor, ¡y no hay auditoría que pueda cuestionar esa química financiera entre nosotros!
Cuando sumo tus besos y resto mis preocupaciones, el balance siempre me deja con una sonrisa contable en el corazón.
Contigo mi vida está en equilibrio perfecto, como los activos y pasivos de un balance contable. Eres mi mayor ganancia, mi amor de doble entrada, y juntos hacemos que cada día nuestros corazones hagan un cierre con saldo positivo.