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A veces te quiero tanto que me duele, pero también me enloquece pensar en cómo sería la vida sin ti. Es como amar y odiar al mismo tiempo, un torbellino de emociones que no puedo controlar.
Cuando te odio, es porque amo demasiado y temo perderte. Es un caos de emociones que solo yo entiendo, como un tornado en mi corazón que me consume y me confunde. Pero al final del día, siempre prevalece el amor que siento por ti, a pesar de todo lo demás.
Cuando te amo, también te odio un poco, porque en tu ausencia me siento incompleto, pero cuando estás aquí, me haces sentir tan vivo que olvido que alguna vez pude odiarte.
A veces te amo tanto que me odio por no resistirme a ti, y otras veces te odio tanto que me amo por intentar dejarte ir. La línea entre el amor y el odio es tan delgada que a veces me pregunto si realmente existen separados, o si acaso son simplemente dos caras de la misma moneda.
Es complicado de explicar, pero amarte y odiarte a la vez es como sentir el fuego y el hielo recorriendo mi piel. A veces desearía no conocerte para no sufrir, pero al mismo tiempo no puedo evitar quererte con cada fibra de mi ser. Eres mi mayor alegría y mi peor tormento, mi amor y mi dolor, mi paraíso y mi infierno.
Amarte es como odiarte en cámara lenta, cada momento de amor me acerca más a ti pero también me aleja de quien fui.
Amo la forma en que me haces sentir vivo, aunque a veces desearía no depender tanto de ti para ello.
Tú eres mi mayor debilidad y mi mayor fortaleza, contigo me siento vivo y a la vez muerto. Te amo y te odio en la misma medida, porque eres mi dulce veneno, mi contradictoria pasión.
A veces te amo tanto que llego a odiarme por ser tan vulnerable ante ti, pero al final del día no puedo evitar amarte con cada fibra de mi ser, incluso cuando me haces daño.
Mis sentimientos por ti son tan intensos que a veces me confunden, pasando del amor más puro al odio más profundo en un abrir y cerrar de ojos. Es como si mi corazón estuviera dividido entre amarte con locura y querer alejarme de ti para siempre. Pero al final del día, sé que mi amor siempre ganará esa batalla interna y solo deseo estar a tu lado, a pesar de todo.
Cuando me miras con esos ojos llenos de amor, mi corazón se llena de felicidad; pero cuando luego me hieres con tus palabras, siento un odio profundo que me consume. Eres la contradicción perfecta que me hace amarte y odiarte a la vez, una montaña rusa de emociones que solo tú puedes provocar en mí.
Cuando te tengo cerca, no sé si quiero besarte con ternura o abofetearte con furia. Tu amor me enloquece y tu indiferencia me mata, pero al final del día, prefiero amarte con toda mi alma a odiarte con todo mi ser. Es un amor-hate que solo tú y yo entendemos.
A veces me desespero tanto contigo que siento que te amo aún más, es como si el odio y el amor bailaran juntos en mi corazón, creando una melodía confusa pero intensa que solo entiendes tú.
Cuando te amo, también te odio por hacer latir tan fuerte un corazón que pensé haber enterrado bajo capas de desdén. Tu amor es mi veneno y mi antídoto, mi destino inevitable y mi elección más cuestionada.
A veces me gustas tanto que llego a odiarte por hacerte tan indispensable en mi vida, pero al final del día sé que no podría vivir sin ti.
Amarte es como una montaña rusa de emociones, una mezcla perfecta de dulzura y veneno que me hace volar en el cielo y caer en un abismo al mismo tiempo.
No puedo evitar amarte y odiarte al mismo tiempo, eres mi dulce tormento, la razón de mis sonrisas y lágrimas, el caos que despierta en mí una pasión indomable.
Amor y odio, dos sentimientos que pelean en mi corazón como boxeadores en un ring. Te deseo con cada fibra de mi ser, pero también me consumes hasta desgastarme. Eres la brisa que me acaricia y el huracán que me arrasa. No sé si amarte o odiarte, pero una cosa es segura: no puedo vivir sin ti.
Amar es como caminar descalzo sobre el fuego, quiero alejarme pero me quemo al dejar de sentir la calidez de tus brazos.
Amor y odio se entrelazan en mi corazón como un torbellino caótico que me arrastra sin piedad: te amo con la intensidad de mil soles, pero también te odio por el poder que ejerces sobre mí, dejando cicatrices en cada esquina de mi alma.