Cuando te veo sonreír, tía, mi corazón se llena de alegría y es como si el mundo entero brillara con más intensidad. Eres mi confidente, mi cómplice y mi ejemplo a seguir. Te amo más que a las palabras y siempre estaré aquí, dispuesto a cuidarte y mimarte como te mereces. Tía, eres la prueba viviente de que el amor familiar puede ser tan puro y hermoso como cualquier otra historia de amor.
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