Enseñar es como sembrar flores en el corazón de mis alumnos, cada día veo cómo sus conocimientos crecen y florecen, convirtiéndose en hermosas y coloridas experiencias que perdurarán para siempre. La docencia es mi pasión, mi luz y mi mayor orgullo, porque cada vez que veo a un estudiante brillar, sé que he dejado una huella imborrable en su camino hacia el éxito.
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