Enseñar no es solo transmitir conocimientos, es sembrar semillas de aprendizaje en cada corazón que cruza mi camino. Ser docente es ver crecer a mis estudiantes como si fueran mis propios hijos, celebrando cada logro y apoyándolos en cada obstáculo. La pasión por enseñar late fuerte en mi pecho, porque no hay mayor recompensa que ver brillar la luz del entendimiento en los ojos de quienes confían en mí para guiarlos en su camino educativo.
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