Soy mi propio sol, mi propia luz en la oscuridad, un amor inagotable que brilla desde adentro y nunca se apaga.
Soy mi propio sol, mi propia fuerza, mi propia guía.
Soy el arco iris de mi propia tormenta, la luz que ilumina mis días grises.
Amor propio tatuado en mi piel, porque merezco todo el amor que doy, y un poco más.
Soy mi propia luz en la oscuridad, mi fuerza en la debilidad y mi amor en la soledad.
En mi piel florecen las semillas de amor propio, tatuajes que me recuerdan que mi valía no depende de nadie más que de mí misma.
En medio de mis cicatrices, florece mi amor propio, cada marca es un recordatorio de mi fuerza y resiliencia.
Soy mi propia luz en la oscuridad, mi propio refugio en la tormenta. Me amo y me valoro, siempre seré mi mejor compañía.
Brilla con luz propia, porque mi amor propio ilumina todo a mi alrededor y me hace invencible.
Soy mi propia fortaleza, mi mayor amor y mi razón para brillar cada día.
Soy mi propio sol en la oscuridad, mi guía y mi fuerza.
Llevo en mi piel el amor propio como un escudo, recordándome que soy suficiente tal como soy, siempre y en todo momento.
Fluyo en mi camino, amándome a mí mismo en cada paso, porque sé que mi amor propio es la mejor armadura que me protege en este mundo.
En medio de mis cicatrices, florece mi amor propio.
Abrazo mis cicatrices como prueba de que he sobrevivido a las batallas más duras, mi amor propio es mi escudo y mi espada, y con él conquistaré el mundo.
Soy mi propio refugio, mi amor más valioso y mi fuerza inquebrantable.
No soy perfecto/a, pero me amo tal y como soy.
Soy mi propio faro en la tormenta, el amor propio es mi brújula y mis cicatrices son los tatuajes que marcan mi fortaleza.
Soy mi propio faro en la oscuridad, navegando con valentía por el mar de mis sueños, tatuándome el amor propio en cada latido de mi piel.
Soy mi propio arcoíris en un mundo en blanco y negro.