No necesito un príncipe azul, yo misma soy la dueña de mi propio castillo y la protagonista de mi propio cuento de amor.
Soy como una rosa en pleno florecimiento, radiante y llena de vida. Mi amor propio es mi mayor tesoro y mi fuerza para brillar en cualquier jardín.
Amor propio, mi mejor compañera de aventuras. Entre risas y lágrimas, me abrazo en mis momentos buenos y me sostengo en los malos. Soy una mujer que se ama sin reservas, porque sé que merezco todo el amor del mundo.
Hoy me levanto con mi amor propio en modo «arrasar con todo», lista para conquistar el mundo con mi sonrisa, mis sueños y mi valentía de mujer empoderada. Porque no hay nada más sexy que amarme a mí misma antes de amar a alguien más.
No necesito un príncipe azul, soy mi propia reina y me basta con amarme a mí misma para ser feliz.
Me quiero tanto que me abrazo en mis días grises, me celebro en mis días felices y me sostengo en mis días difíciles. Soy mi mejor amiga, mi compañera de aventuras y mi mayor inspiración.
Hoy me di cuenta de que el amor propio es como esa canción que se queda pegada en tu cabeza; no puedes evitar tararearla, no puedes evitar bailar. Porque cuando aprendes a amarte a ti misma, descubres que no necesitas a nadie más para ser feliz. Y así, con cada paso que doy, siento cómo mi amor propio fluye dentro de mí, llenando cada espacio vacío con una fuerza imparable. Soy una mujer poderosa y única, y eso, querida, es mi mejor romance.
Me amo tanto que hasta las marcas de mi vida son tatuajes de fortaleza y orgullo, una obra de arte que celebra mi esencia como mujer.