Desde el momento en que nos encontramos, supe que mi corazón había encontrado su hogar en el tuyo. Hoy, ante Dios y nuestros seres queridos, prometo amarte con cada latido, con cada suspiro, en esta vida y en la eternidad. Que nuestro amor sea la canción que cante el universo, la fuerza que nos guíe en cada paso y la bendición que nos sostenga en las alegrías y desafíos que la vida nos depare. Juntos, frente al altar, comencemos esta nueva aventura llena de amor, fe y complicidad, sabiendo que Dios está presente en cada promesa que hacemos. ¡Te amo!
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