Mis dos pedacitos de cielo, mis princesas indomables, ustedes llenan mi vida de risas, abrazos apretados y amor infinito. No importa los obstáculos que enfrentemos juntas, siempre estaré aquí para protegerlas y guiarlas con el corazón en la mano. Son mi mayor orgullo y mi fuente inagotable de alegría. Las amo hasta la luna y de regreso, ¡mis adorables guerreras!
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