Y ahí estabas tú, con esa mirada salvaje que incendiaba mis sentidos y desataba mi deseo. Éramos dos depredadores del amor, dispuestos a devorarnos el uno al otro sin temor a ser domesticados. Juntos éramos una tormenta de pasión desenfrenada, arrastrándonos en ese vendaval de emociones indomables. No había jaula capaz de encerrarnos, éramos libres como fieras en el corazón de la selva del amor. Porque cuando nuestros cuerpos se encontraban, aquello era un auténtico salvajismo amoroso, donde el deseo rugía en cada beso y el fuego de nuestras almas se fundía en un abrazo de eternidad. En este juego de cazador y presa, siempre nos encontramos y nos entregamos al amor salvaje que nos habitaba.
Si quieres puedes leer otras Frases sobre frases de amor salvaje