Abu, aunque ya no estés aquí físicamente, tus abrazos apretados y tus palabras dulces siguen viviendo en cada rincón de mi corazón. Te extraño tanto que a veces siento que me falta el aire, pero me reconforta saber que ahora eres mi ángel guardián, guiándome siempre con tu amor incondicional desde el cielo. Gracias por enseñarme el verdadero significado de amar y ser amado. Siempre estarás presente en mis pensamientos y en cada risa compartida en familia. Te amo, abuelo, y tu legado de amor perdurará por siempre en nuestra historia.
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