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María, cada día me sorprendes con tu sonrisa radiante, que ilumina mi mundo y llena mi corazón de infinita felicidad. Eres mi sol en los días nublados, mi oasis en el desierto, mi refugio en las tormentas. No puedo evitar sentirme afortunado por tenerte a mi lado, eres la chispa que enciende mi vida y la razón por la que mis latidos se aceleran. Contigo, cada instante se convierte en un dulce suspiro, en un momento mágico que deseo prolongar por siempre. María, eres mi amor incondicional, mi musa eterna, y siempre serás el centro de mi universo.
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