Eres esa amiga que llegó a mi vida como un torbellino de sonrisas, risas y complicidad, y ahora eres el latido constante en el corazón de nuestras inolvidables aventuras. Te quiero tanto que hasta los suspiros se quedan sin aliento cuando intento expresar lo especial que eres para mí. Eres mi amiga, mi confidente, mi cómplice de travesuras, pero, sobre todo, eres mi razón para creer en el amor verdadero, incluso cuando la vida se empeña en hacernos tropezar.
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