Y allí estaba, perdido en un mar de dudas, sin saber si creer en los cuentos de hadas o simplemente seguir mi camino. Pero entonces llegaste tú, con una sonrisa que iluminaba mi mundo y de repente, todas las historias de amor de las películas de Disney cobraron vida en nuestro propio cuento. Juntos descubrimos que el amor verdadero no necesita princesas ni princesos, sino dos almas valientes dispuestas a vivir esa mágica aventura llamada vida. Porque en nuestra película, no hay guion ni director, solo nosotros dos forjando nuestra propia historia llena de risas, lágrimas y un amor que trasciende cualquier barrera.
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