A veces siento que el amor es como un suspiro perdido en la inmensidad del universo, tan fugaz y efímero que se desvanece antes de poder aferrarme a él.
A veces siento que el vacío en mi pecho es tan grande que ni siquiera el amor puede llenarlo.
A veces el amor es como una rosa marchita, hermosa pero llena de espinas que lastiman mi corazón.
A veces pienso que el amor y la tristeza van de la mano, como si estuvieran destinados a encontrarse en mi corazón para recordarme que sentir es arriesgarse.
Aunque te tenga lejos, mi corazón sigue contigo en cada suspiro que doy.
Mis lágrimas se mezclan con la lluvia, y mis suspiros se confunden con el viento. Pero mi corazón sigue latiendo, aunque tu ausencia lo haga en silencio.
Mi corazón late con fuerza pero mi alma se siente vacía sin ti, como si te hubieras llevado contigo una parte de mí que nunca podré recuperar.
Tú fuiste el amor que se escapó de mis manos, dejando un vacío en mi corazón que aún no logro llenar.
Aunque intento sonreír, mi corazón llora en silencio por el amor que se escapó de mis manos sin darme razones.
A veces el amor duele más cuando se queda en silencio, como si las palabras pudieran deshacer el nudo en mi garganta y devolverme la esperanza.
A veces siento que mi corazón tiene cicatrices que solo tú puedes sanar.
Volviste a partir mi corazón en busca de tus propios pedazos, olvidándote de los míos.
Me prometí no caer de nuevo en ese abismo llamado amor, pero al verte sonreír, todas mis promesas se diluyeron en lágrimas.
Todavía me duele el alma cuando recuerdo tus caricias perdidas, esas que ya no encuentro en la oscuridad de mi cama vacía.
Me quedo con los fragmentos rotos de nuestro amor, tratando de recomponerlos sin éxito.
Perdí mi sonrisa en el laberinto de tu indiferencia, donde el amor se tropezó con la tristeza y dejó cicatrices en mi corazón.
Aunque me duela el corazón, sigo buscando tus huellas en cada rincón de mi vida, añorando aquellos días en los que éramos la canción más bonita del universo, pero ahora solo somos un adiós que se niega a ser olvidado.
Amar duele cuando el corazón se convierte en un rompecabezas incompleto, con piezas rotas que ya no encajan más.
A veces el amor es un cruel juego de azar en el que pierdes, te quedas con las heridas y aprendes a amar desde la tristeza.
A veces el amor se convierte en un suspiro amargo que se esfuma entre lágrimas silenciosas, dejando mi corazón herido y mis sueños destrozados.