Mi amorcito justiciero, tú eres mi defensor en cada batalla del corazón. Tu inteligencia y pasión por la ley me cautivan y me hacen sentir segura a tu lado. Nuestro amor es un caso ganado de felicidad eterna, y estoy deseando presentar mis argumentos de amor incondicional ante el tribunal de nuestros corazones. Eres mi abogado del amor, y no hay ninguna ley que pueda separarnos. Te amo más allá de todas las objeciones y evidencias, porque contigo siempre encuentro la mejor defensa de mi felicidad.
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