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Sabía que nuestro amor era como una rosa marchita, hermoso pero con espinas punzantes. Aunque sabíamos que era prohibido, nuestras almas se unieron en una danza clandestina, donde cada mirada era una bocanada de fuego y cada roce, una caricia eterna. Nunca podremos ser más que un suspiro en el viento, un secreto guardado en la penumbra. Pero mi corazón seguirá latiendo por ti, aunque sea en la oscuridad de lo inalcanzable.
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