Sabía que nuestro amor era prohibido, pero nunca imaginé que dolería tanto. Cada mirada furtiva, cada palabra susurrada al oído, se convierten en un cruel recordatorio de lo que no podemos tener. Nuestro corazón se debate entre la pasión y el dolor, atrapado en esta encrucijada que nos impide ser libres. Aunque me duele en el alma, sigo amándote en silencio, esperando ese destello de valentía que nos permita desafiar las reglas y vivir nuestro amor sin temores. Porque aunque sea un amor prohibido, sigue siendo mi mayor tesoro.
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