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Éramos como dos imanes, atrayéndonos con fuerza pero sabiendo que debíamos mantenernos separados. La prohibición alimentaba nuestras almas, mientras el amor triste se apoderaba de cada latido. Era como un sueño inalcanzable, un deseo que se ahogaba en cada mirada furtiva. Nos amábamos en silencio, en un mundo paralelo donde solo existíamos tú y yo, aunque nadie más lo supiera. Pero no importa cuánto duela, siempre estarás tatuado en mi corazón, como el amor prohibido que nunca tuvimos el valor de vivir.
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