Éramos como fuego y hielo, destinados a arder juntos pero condenados a mantenernos alejados. Nuestro amor prohibido era un secreto que se escondía en miradas furtivas y suspiros contenidos. Las llamas de la pasión nos consumían en silencio, mientras nuestras almas luchaban contra las normas impuestas. Éramos adictos a lo prohibido, atrapados en un laberinto sin salida donde solo podíamos amarnos en la clandestinidad. Y aunque el mundo nos empujara a negarlo, nuestros corazones sabían que el amor no entiende de barreras ni reglas establecidas. En la oscuridad de la noche, éramos dos valientes que desafiaban el destino, esperando, tal vez ingenuamente, que algún día nuestra historia de amor prohibido pudiera ser escrita sin temor a ser juzgados.
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