Eres como una rosa en pleno invierno, señora bella. Tu mirada es el brillo de mis días, y tu sonrisa el sol que ilumina mi camino. No hay dulzura que se compare a la tuya, ni palabras suficientes para describir lo mucho que te amo. Eres la dueña de mi corazón, y en cada latido te llevas un pedacito de mi alma. Cada momento a tu lado es un regalo, y cada instante contigo es una eternidad de felicidad. Eres mi musa, mi amor eterno, y siempre estaré aquí para amarte y cuidarte, señora de mi vida.
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