Abuelita, aunque ya no estés aquí, el amor que sembraste en mi corazón sigue floreciendo cada día. Extraño tus abrazos llenos de ternura y tus palabras cargadas de sabiduría. Aunque el tiempo nos separó físicamente, tu legado de amor perdurará por siempre en mi alma. Te llevo conmigo siempre y te honro recordando cada uno de nuestros momentos juntos. Hasta que nos volvamos a encontrar, seguirás siendo la dueña eterna de mi corazón. Te amo, abuelita.
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