Me enamoré perdidamente de sus ojos brillantes, como faros en la oscuridad de la carretera. Con cada kilómetro recorrido, mi amor por ella crecía más y más, convirtiéndome en un trailero entregado a sus curvas y giros inesperados. Juntos, navegamos las interminables autopistas del corazón, con nuestra canción favorita sonando en la radio y su risa resonando en mis pensamientos. No importa cuántas millas nos separen, siempre seré el camionero que conquistó su corazón en el camino, listo para seguir adelante sin importar los obstáculos que se presenten en la ruta del amor.
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