Dios, gracias por inundar mi vida de amor divino, eres la chispa que enciende la pasión en mi corazón y el refugio que calma mis temores. Tu amor infinito me envuelve como un abrazo eterno, y solo en ti encuentro la felicidad plena. Cada día, al despertar, agradezco por tu presencia en mi vida, por ser mi guía en cada paso y por amarme incondicionalmente. Eres mi amor supremo, mi puerto seguro, y siempre estaré agradecido por el regalo maravilloso de tu amor divino. Te amo, mi amado Dios.
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