Desde que te conocí, supe que nuestro amor no era casualidad, sino un hermoso plan trazado por Dios para nuestras vidas. Juntos, caminamos de la mano, fortaleciendo nuestra fe y entregándonos el uno al otro con amor y respeto. En cada beso, en cada abrazo, sentimos la presencia divina guiando nuestros pasos y llenando nuestros corazones de alegría. Nuestro noviazgo es un regalo sagrado, un compromiso basado en principios cristianos que nos sostiene y nos impulsa a ser mejores cada día. Te amo con todo mi ser, y agradezco a Dios por habernos unido en este viaje de amor y fe.
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