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Eres mi bendición divina, la luz que ilumina mi camino y mi razón de ser. En cada oración susurrada al cielo, agradezco por haber cruzado nuestros caminos. Eres como un salmo que acaricia mi alma y una oración que llena mi corazón de paz. Juntos somos una danza celestial, bailando al compás del amor que nos unió. Tu fe y tu amor por Dios me inspiran a ser mejor cada día, a creer en los milagros y a confiar en Su plan perfecto. Eres mi mujer cristiana, mi ángel terrenal, y juntos construiremos una historia eterna bajo la mirada de nuestro Padre celestial. Te amo con todo mi ser y estoy agradecido por tener a alguien tan especial a mi lado.
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