Eres el ángel que Dios envió a mi vida, con tu fe como guía y ternura en cada mirada. Tus brazos son mi refugio sagrado, donde encuentro paz y amor entrelazados. Contigo, cada día es una bendición divina, porque eres mi mujer cristiana, mi compañera celestial, y juntos, construimos un amor eterno y espiritual.
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