Éramos dos corazones navegando en mares turbulentos, amantes clandestinos desafiando al destino con cada mirada furtiva y cada susurro oculto en la oscuridad de la noche. En esta complicidad prohibida encontramos el fuego que arde en nuestras venas, el deseo que nos consume y la pasión que nos hace temblar. Sabemos que no podemos ser uno, pero eso no impide que seamos todo el uno para el otro. Así somos nosotros, un amor condenado a esconderse en las sombras, pero que brilla con una intensidad que ni el sol puede apagar.
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