Quizás el amor sea como un río, fluyendo sin control pero siempre encontrando su cauce. A veces turbulento, otras veces sereno, pero siempre llevándonos hacia destinos desconocidos y emocionantes. Y en medio de esa corriente, ahí estoy yo, aprendiendo a nadar en tus aguas, confiando en que juntos podamos llegar a la orilla, donde la felicidad nos espera con los brazos abiertos.
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