Cuando me sumerjo en sus aguas saladas, siento que el mar y yo somos uno solo, conectados por un lazo invisible de amor eterno. Sus olas me abrazan con cariño, sus colores me enamoran con su belleza y su melodía me canta una serenata de pasión. El mar es mi refugio, mi confidente y mi amante secreto, donde puedo perderme y encontrarme al mismo tiempo. En cada ola, en cada brisa, en cada suspiro, descubro un nuevo motivo para amarlo aún más.
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