Eres el delicioso secreto que me hace sonreír en silencio, la aventura prohibida que ilumina mis días. Entre risas fingidas y abrazos disimulados, te encuentro en cada mirada cómplice, en cada deseo oculto. Aunque sé que tu corazón ya tiene dueño, mi amor por ti no entiende de fronteras ni compromisos. Me conformo con ser tu suspiro clandestino, aquel que acelera tu pulso en las horas robadas. En esta danza peligrosa, solo puedo entregarte mi pasión sin pedir más que momentos furtivos y recuerdos imborrables. Porque aunque seamos dos almas atrapadas en un laberinto incierto, nuestro amor, aún en lo prohibido, brilla con la intensidad de mil soles.
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