Me enamoré de lo que no podía tener, de la chispa que ardía en el abismo de tus ojos, de esa pasión que se deslizaba entre las sombras de lo prohibido. Tu presencia me arrastraba a un mundo lleno de secretos y susurros ilícitos, donde cada mirada furtiva alimentaba nuestra complicidad. Aunque nos separe un océano de razones para alejarnos, mi corazón se aferra a este amor intenso y clandestino, desafiando las reglas y compartiendo en silencio momentos que nadie más conocerá. Porque, a pesar de todo, preferiré amarte en la penumbra de lo prohibido, que renunciar a sentirte bajo la luz del día.
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